Mis cuatro abuelos ya no los tengo junto a mí, pero sin dudas en mi corazón tienen un lugar de privilegio y a la hora de los recuerdos los momentos compartidos junto a ellos son los primeros en aparecer en mi retina.
Por Flor Zumaeta.
Hay personas que te marcan en la vida desde el mismo momento que nacemos; son los padres de tus padres; tus abuelos. Huellas en nuestras almas. Su amor es tan profundo, incondicional e inmenso que no pueden evitar demostrarlo de todas las formas posibles.
Son ellos nuestros abuelos, ángeles de la guarda en vida, que son la sabiduría y ejemplo de vida y muchos niños los toman como modelos; leí en un post y me pareció perfecta la definición de abuelos.
Los abuelos son esos seres que esperan nuestra llegada durante 9 meses acompañando y contando a nuestros papás como vivieron ellos su llegada. Brindando distintos consejos y sus propias historias de vida. Son los primeros en tenernos entre sus brazos, apenas tenemos menos de dos horas de vida.
Al nacer nos convertimos en sus muñequitos, nos llenan de besos, abrazos, nos cuidan con tantísimo amor y nos convertimos en sus pequeños retoños, porque somos sus nietos pero primero somos la prolongación de sus vidas. Nos aman sin límites, así son los abuelos.
Son nuestros compinches, muchas veces nos llevaron al parque, a la calesita, son quienes preparan las sopas de verduras más ricas y los postres más deliciosos que podremos recordar por el resto de nuestras vidas. Transmiten formas de caminar o gestos, el cuidar plantas o cocinar con la receta de la abuela; también inculcan las tradiciones familiares.
Muchos tenemos la suerte de crecer con ellos, crecer junto a ellos. Algunos más otros menos tiempo, pero de alguna manera siempre están: queriéndonos, cuidándonos, están. Son nuestra brújula, nuestra guía pero también son nuestros cómplices. Nos abrazan antes de juzgarnos. Guardan como un tesoro los secretos compartidos. Y son una cajita de sorpresas a la hora de querer robarnos una sonrisa, a la hora de hablar de un amor no correspondido.
La ley de la vida indica que nuestros abuelos en algún momento necesitan más de sus hijos y nietos. Se vuelven mas dependientes. No sólo en cantidad de tiempo sino también calidad. Creo que es el momento tal vez para devolver de alguna manera tanto pero tanto que nos han brindado. Como nietos lo mejor es dedicarles cada día unos minutos, lo ideal: poder compartir buenos y gratos momentos. Una merienda, un saludable almuerzo, historias de nuestra niñez, historias de ellos mismos de su infancia, de la vida que han vivido o porque no un juego de cartas o una película. Abuelos… Abuelos para atesorar en nuestra memoria siempre.
Jamás debemos olvidarlos, una llamada o una visita, hacerles saber cuanto los amamos. Se vuelven seres más frágiles con el correr de los años y es cuando tenemos que cambiar los roles, ¿les parece?.
Tenerlos hoy es una bendición. Recordarlos una emoción. Como olvidar, a nuestros héroes de cabeza blanca de la infancia.
Flor Zumaeta. Escuchala a Flor de lunes a viernes de 15 a 17 horas por FM Profesional en Momentos de Bienestar!
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