Silvana Oliver se suma a ese grupo de mujeres que tiene ganas de compartir ideas, por ahora de forma virtual, y para esta columna nos propone conversar sobre los ideales.
En una de las hermosas charlas con Tere, mi compañera de procesos, mientras danzamos cada una en su estilo pero siempre en la misma melodía, pude apreciar lo siguiente.
¿En qué momento nos perdemos hombres y mujeres? ellos se pierden cuando creen y confunden a cierta edad, el éxito o los logros laborales y profesionales con que ya son HOMBRES CONSISTENTES; pero hoy quiero a hablar desde mi punto de vista, sobre este momento en las MUJERES que nos perdemos en un ideal de hombre, de vida que jamás llegará, simplemente porque no existe en el momento que lo pensamos. Primero buscamos incansablemente a papá, luego al príncipe azul que venga a salvarnos de la torre y después de eso lo cambiamos por LA IDEA de un hombre con ciertas características, que en el fondo sigue siendo más de lo mismo que lo anterior, y como somos lenguaje y nuestros cuerpo responde a tal, nos perdemos en aquel mundo que no existe.
Por ejemplo, veamos la siguiente situación. Tenes una casa en la ciudad, bonita, cómoda, con cochera, en un terreno estándar de 10 x 30 mtrs, pero queres la casa en el country X, donde tu vida sería de tal o cual forma, todo hermoso, con el triple de espacio, pileta y todo lo que no tenemos en la casa de 10 x 30 mtrs, y como idealizamos tanto, mientras esperas la casa del country con mil cosas perfectas como vos te mereces, como tienen tus amigas, como, como, como, como… y terminás inevitablemente perdiéndote en tu IDEAL IMAGINARIO (el cual ya no distinguís) de disfrutar la casa de la ciudad y hacer de ella tu mejor lugar para vivir…
Y como estás pendiente del country, la casa de la ciudad se deteriora, se vuelve vieja, sucia, sin cuadros, sin colores, y cuando todo va mal para vos, mirás lo que tenés y clarooo, está todo peor, deteriorado y la casa del country no existe, simplemente porque jamás existió, pero la de la ciudad SIIIIIII!!
Y ahí empieza el sufrimiento de la mujer, perdemos el disfrute del sexo el cual también ya debería ser de cierta manera, el placer, la risa, el dinero porque a cierta edad ya DEBERÍA tener ciertas ganancias e ingresos, porque siempre estamos ahí poniendo etiquetas a todo, sin ver aquello que tenemos, idealizando, hablando de que a cierta edad, yo debería tener cierto estado, o cuando el «reloj biológico nos marca cierta hora» o porque soy la única de mis amigas que no está casada, que no tiene hijos, y luego de tener todo eso… Volvemos a la carga y a poner los deberían ser y NO nos damos cuenta que estamos en nuestro IDEAL, situación que no significa no planificar, no soñar, significa hacer eso disfrutando del aquí y ahora, recordando que TODO es un proceso que depende de mí, NO UN IDEAL en el cual necesito de un otro, o de una situación por o para que después de eso yo pueda disfrutar, y como consecuencia ser FELIZ.
Silvana Martin Oliver. Coach, mujer, aprendiz eterna del disfrute. #coachingsalta
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