Es lunes, llega la hora de planificar las compras, retirar hijos, o pagar cuentas. Y la pregunta que nos hacemos una y otra vez: ¿Qué me pongo?
Las actividades cotidianas sin dress code, nos obligan a pensar el doble. No tenemos uniforme, y nadie nos impone un código de vestimenta. Qué priorizamos? Comodidad? Vernos cancheras? O las dos cosas? Y cómo hacemos?
Para mí, en el mundo de la imagen personal, y la moda, no hay fórmulas mágicas que funcionen para todos. Se trata más de desentrañar cuáles son aquellos estilismos que mejor se adaptan a nuestras necesidades cotidianas, y no tanto de seguir indicaciones de manera estricta y resignando nuestra personalidad en el camino.
Un tema de cuidado, por ejemplo, es la ropa deportiva. Muchos creen (erróneamente) que la ropa deportiva es algo así como APTA PARA TODO PÚBLICO. Que no importa si entrenan o no (“total, nadie se entera”), y que hay una especie de autorización general para llevar ropa deportiva en cualquier evento y a cualquier lugar. Lamento informarles, señoras y señores, que no es así. La ropa de deporte está reservada estrictamente y como su nombre lo indica, a la práctica del deporte. No es un comodín. No es el uniforme del fin de semana. Y mucho menos, vale escudarse en la tendencia sporty chic, que esos looks que usan para ir al supermercado son cualquier cosa menos moda, ok?
Cómo lo resolvemos? PRO-BAN-DO. Esto es siempre, prueba y error. No hay fórmulas. Hay intuiciones. Y hay infinidad de opciones en el mercado, para ir desterrando de a poco estas prendas del lugar del uniforme de la vida cotidiana. Por ejemplo: en lugar de las zapatillas de correr, optemos por un modelo de zapatillas urbanas o zapatos bajos, que pueden llevarse con un jean, con un pantacourt o con una maxifalda, ofreciendo diferentes opciones de conjuntos. Y dejamos las de correr, (oh sorpresa!) PARA CORRER. Evitar las calzas/leggins de lycra, que nadie discute su comodidad, y elegir un pantalón de corte amplio, un palazzo de algodón, o un jean estilo boyfriend, que bien combinados, nos dan un plus de elegancia SIN RESIGNAR COMODIDAD. Cambiar las camperas dry fit por blazers de géneros livianos, camperas de jean, o maxi cardigans tejidos, consiguiendo un estilismo urbano, canchero, pero cómodo, sin recaer en la obviedad y en la falta de protocolo de estar usando un jogging.
Las francesas, que son las creadoras del estilo effortless chic, entendieron esto a la perfección, y saben llevar con gracia, conjuntos armados a partir de la comodidad de zapatos bajos y prendas simples. Sin grandes esfuerzos, consiguen resultados impecables. Es sólo cuestión de animarse a salir de la zona de confort.
Esta nota se ilustra con una variedad de estilismos de calles en los que pueden inspirarse para decidir la próxima vez que tengan “muchas cosas que hacer” que se pueden hacer igual, estando bien vestidas…
¡Nos leemos la próxima!
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