Laura esta agotada, el año se le hizo largo, pesado y hasta abrumador. Muchas cosas, situaciones, contratiempos, problemas sin solución y más.

Su corazón anda un poco triste, siente que como siempre hace y hace y poco recibe. Poco entienden sus necesidades ¿o será que tiene muchas?. Su corazón siente nostalgia de tiempos pasados y de buenos momentos vividos de a dos. En dos palabras un rumbo sin fin a llegado a su vida.

Quiere y quiere tomar el timón y enderezar ese rumbo de a dos. No sabe cómo y cuando hacerlo.

Tiene miedo del rechazo, del otra vez lo mismo o estás pensando tonteras. Nono! nada eso, Laura siente y tiene que poder expresarlo, sacar ese nudo que le corta la respiración, la deja muda y hace que de sus ojos fluyan lágrimas de dolor. Dolor del alma. Dolor interno. Dolor que duele.

Como expresarle con palabras sus dolores internos, como gritarlos a los cuatro vientos y liberarse. ¡¿Cómo?!

Laura como toda mujer ya con una vida hecha y encaminada; tiene esos torbellinos internos que más de una hemos pasado en algún momento de nuestras vidas. Laura quiere expresarse. Laura quiere sentir. Laura quiere que la escuchen.

Como todas las mujeres, Laura necesita de esos minutos al día en donde es la reina, en donde la miran como tal y tambien la admiran y la quieren. Que simple, ¿no? Y que fácil parece!. Si, claro, todo parece fácil y simple en nuestro mundo de mujeres activas y con cien por ciento de responsabilidades de ayer, hoy y mañana.

Photo by Elizabeth Tsung.

¿Cómo, mujeres, podremos en algún momento decir, sentir, relajarnos y dejar de hacer?

Laura hoy dice que no puede, que necesita todo y que emocionalmente es muy escaso lo que recibe diariamente. Está cansada de tanto.

¿Que podemos decirle a Laura desde la experiencia misma?, tal vez pedirle que respire hondo y profundo, que tome nota de las cinco cosas que la perturban y la inquietan, que las piense y las medite, que lo haga en un día en donde ella este plena, tranquila y en paz con ella misma, esto quiere decir que no este enojada y que busque el día y la hora adecuada para conversar y que sea fuera de casa! Siempre lugares neutrales.

Hablar desde la paz interior, con amor y cariño hacia el otro, mirando a los ojos y diciendo «yo necesito que» (y contarle esos cinco puntos que teníamos escritos). Hablar sabiendo que también podemos tener ciertas responsabilidades en la situación en la cual nos encontramos porque muchas veces no solemos darnos cuenta y culpamos al otro de todos nuestras desazones.

Muchas veces la rutina y el cambio puesto en automático nos convierte en seres rutinarios como pareja. Es ahí donde se pierde el rumbo. Como ya saben y conocen a Laura ella vive a mil, el marido igual y entre tantas obligaciones laborales, los sentimientos ligados al matrimonio o la vida en pareja van quedando al final del camino. Es ahí cuando los pensamientos, sentimientos y necesidades hablan fuertemente en nuestra conciencia y perdemos totalmente el equilibrio y sucede lo que le pasa a Laura.

Hablemos. Sin reproches. Sin enojos. Hablemos, siempre.

Busquen ese momento del día para reencontrarse, para mirarse profundamente a los ojos, para hablar con la mirada, para querer estar de a dos en un mundo apabullado de rutinas y obligaciones diarias.

Él está, vos también Laura. Permítete ser solo dos por unos minutos.

Flor Zumaeta.