METRO SEXUAL.

Hoy les escribo porque tengo ganas de contarles una historia que tuvo una amiga la semana pasada. Se trata, obviamente, de una aventura relacionada al amor, al sexo, al encuentro y fundamentalmente a tomar esas pequeñas decisiones que te pueden cambiar, no sé si la vida pero sí tu día, tu tarde, tu noche. Quiero hablar de atreverse, de salir de contexto, de escaparse de la rutina y de los “noes” impuestos por decreto moral. Quiero hablar de descomprimir absolutamente todo y hacer que nuestras decisiones se conviertan en recuerdos divertidos, espontáneos y mágicos.

Los pongo en situación:  me llama una amiga completamente excitada y fuera de sí a la oficina, eran más o menos las 11 de la mañana de un jueves y yo estaba haciendo la digestión del mate con tostadas del desayuno. Ella, créanme, algo mucho más sabrosón. Les juro que me superó en toda historia de amor, fuego y pasión y pienso que no voy a poder siquiera igualarla por el resto de mi vida, pero está bien. Está bien porque la adoro y porque me encanta que esta aventura le pertenezca por completo.

Bueno, me llama y me cuenta que se estaba volviendo en el subte del trabajo a su casa, 18.30 hs aproximadamente. Ella siempre elige el último vagón porque le parece más canchero, más cómodo y  piola. Por esa misma razón, ve pasar todo el coche entero mientras camina y espera para entrar al elegido. En ese instante, entre empujones y apuro, divisa con ojo de lincebuitre a un morochNEGRO colombiano que se encontraba en otro vagón, uno que ella no iba a elegir como opción. Un morocho bien caribeño como le gustan a ella.  Bueno, a mi también me gustan así pero no estamos hablando de mi y tampoco de mi historia. Me quiero morir.  En fin, lo observa y le clava mirada tipo seductora pero tranqui, casi desapercibida. ¡Bah!, la conozco y sinceramente no creo que haya pasado tan desapercibida pero no importa. Es su historia y ella me la contó así.

Listo, pasa ese vagón y cuando decide entrar al suyo, luego de sumergirse por encima de toda la gente que hace el recorrido Plaza de Mayo/Nazca  y cuando consigue, al fin, un mínimo espacio, nota que tras de ella y sin saber por qué, se encuentra él. Semejante monumento al Caribe parado atrás de ella. Así, como por arte de magia.

Entre estación y estación notaba que la situación se estaba volviendo bastante interesante y divertida. Digo, el roce casi obligatorio que todas debemos sufrir en cualquier medio de transporte público se estaba convirtiendo en un juego de sutiles caricias entre los dos. Y a ella, le gustó. O sea, ¡se dejó!.

¡Paren! Quiero aclarar que no le estaba haciendo algo dañino o vulgar. No estaba siendo sometida a una situación horrible que no podía manejar ni mucho menos, sino que estaba disfrutando esa sutileza y en respuesta a ése disfrute, le siguió el juego.

El viaje siguió con ese clima(x). Hubieron caricias que rozaron el costado de su cuerpo, recorriendo suavemente zonas que, de sólo pensar, causan cosquillas y que hasta ella en un momento decidió frenar porque le parecía demasiado para el subte. En un momento, de hecho, sintió la mirada de una mujer que se encontraba sentada, observando todo. Ahí también decidió pararlo. Era todo bastante fuerte, incluso la respiración del Caribeño en su cuello que se extendió por toda su espalda. Si.

La cuestión es que él se terminó bajando en la misma estación que ella y caminaron juntos un par de cuadras porque ya en la calle, se acercó y le preguntó su nombre. Risas van, risas vienen, se metieron en un Pasaje y empezaron a chapar. O SEA; ella chapando con el #COLOMBIANODELSUBTE, en un Pasaje del barrio. ESTOY DESPLOMADA.

La tarde se hizo noche y los encontró juntos también. Imaginen que me llamó al otro día desesperada, dolorida, entregada, emocionada, conmovida, alegre.

El resto lo dejo a criterio y fantasía de todos ustedes. Primero porque me gusta que fantaseen y segundo porque no voy a escribir un blog erótico, pero les doy un dato: su casa queda a sólo 3 cuadras del Pasaje y su cama a 3 cuadras y un piso, por escalera.

Ahora bien, quiero que charlemos y me cuenten sus experiencias personales en cuanto a relaciones casuales o momentos que las tomaron por sorpresa. ¿Les gustaría vivir una historia así? ¿Se animarían a llevarla a cabo o la dejarían ahí, en el subte?.

#amis20ydiez

 

         9/08/2016        BLOG

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