Laura abre su corazón y nos cuenta la pasión que siente por jugar al hockey. Un deporte que aprendió de chica, pero que en su momento no prosperó. Con los años, ya casada, se reencontró con el palo y la bocha.
Volvió a jugar, en otro club . Y lo disfruta cada día de su vida. Nada de gym, bicicleta, tenis. Solo hockey. Laura no es una simple jugadora de hockey, ¿leona o casi leona? ¡no! para nada, simple, básica, arremete con todo ante las rivales. Sin temor a un bochazo, y eso que los a recibido! Le gusta entrenar, jugar partidos y por supuesto ganar, como a todos! La familia la súper acompaña y respeta sus tiempos de club.
¿Recuerdan que en el capítulo anterior les contaba que Laura en cierta manera es líder en su grupo de amigas? en hockey sucede lo mismo. Ama su club y su equipo. Es una leona, defendiendo sus colores amados.
Laura es de las que hace las cosas apasionadamente, sin límites. No baja los brazos hasta lograr sus anhelos, sus sueños. Lucha por ella, por todas. Ante las injusticias, reacciona como una madre que han arrebatado a sus pequeños.
A todo le pone muchas pilas, sea propio o ajeno, si esta comprometida no hay horarios ni límites a los NO que puedan presentarse.
Como es tan apasionada, en el resguardo de su cama ya a la noche antes de dormir se le presentan ciertas preguntas en su mente. Esa vocecita que le susurra «despacito, tranque Laura, no te comprometas tanto con todo y con todos.» Y es ahí cuando Laura reacciona y piensa… esto me hace bien pero también sé que no puedo ponerme al hombro todo. Si claro, soy buena y práctica, ser espectadora tambien debe estar bueno. Y los pensamientos en Laura fluyen… como el agua de la acequia que corre en el jardín de atrás de la casa donde viven ya hace varios años.
La personalidad de Laura es así, cero timidez, va de frente, dice lo que siente y piensa. Se involucra sin temores. Hace. Es súper proactiva. Organiza, convoca, arma, desarma en segundos. Un torbellino cargado de energía.
Todos la quieren y respetan, bueno casi todos, porque a quienes no les cae bien es porque justamente a ellos les gustaría ser LAURA.
Esto sucede en muchos lugares cotidianamente, suelo decirle a Laura que haga lo que tenga ganas de hacer, que lo haga en la medida que le cause disfrute y placer. Cuando derrame lágrimas, ya no será lo mismo. Es una señal que de ahí debe abrirse.
Cada una de nosotras tiene la posibilidad de elegir donde y con qué involucrarnos, hasta donde y fundamentalmente cual es nuestro límite. Saber que si las cosas me están lastimando puedo decir “hasta acá llegue”; hago un paso al costado y dejo que sucedan.
A Laura, le sucede en el ámbito de sus actividades deportivas donde justamente las actividades extras son de placer absoluto entonces con mas razón hay que correrse; pero como sabemos esto puede sucederle a cualquiera en el trabajo, en la familia, en grupos de amigos, etc.
Correrse no quiere decir que deje hockey, quiere decir evita involucrarte, podes comprometerte desde otro lugar, tal vez ser una observadora por un tiempo hasta que las aguas calmen y luego retomar.
Por más de que nos apasione algo en lo cual estamos involucrados; sepamos estar atentos y mirar nuestro interior y discernir que nos provoca bienestar interior. La vida es corta, sepamos desechar lo que nos resta y aprovechar lo que nos suma.
Laura una mujer como todas, que le pasan cosas como a vos, como a mi, como a ella!
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