Llega un momento en nuestras vidas como mujeres, en donde nos encontramos sin un rumbo, mas aún cuando nos hemos postergado en lo profesional, laboral o hasta como mujeres. Postergarnos y no habernos dado cuenta que la vida continuaba transcurriendo. Y nosotras ahí, paradas, viéndola pasar.

Los hijos crecen y comienzan a volar, “necesitan” menos de nosotras. Los maridos trabajan mucho y tienen actividades deportivas por hacer o simplemente dejan de amarnos porque un día se dieron cuenta que es mejor estar con una mujer más joven. Si sucede, para que negarlo. A las mujeres también puede pasarles.

Tal vez, la llegada de los 40 y el transitar esta década nos moviliza y produce grandes y fuertes revoluciones internas en nosotras y si no estamos con el cinturón de seguridad podemos caernos en un precipicio.

Con los 40 las arrugas y las canas empiezan a florecer, mirarnos al espejo suele ser un shock porque nos cae la ficha de los años que van pasando y nuestro cuerpo comienza a sentir. Que tengamos líneas marcadas o pelitos blancos en nuestra cabeza son signos de vejez pero son signos; la verdadera clave esta en como lo transitamos y lo vivimos.

Puede sucedernos, con hijos casi adultos, que vuelan del nido materno, adolecentes que adolecen su edad, parejas que parten hacia otros brazos o parejas que se redescubren en las miradas profundas que reclaman abrazos, charlas y besos apasionados como cuando eran mas jóvenes.

¡Mujeres!, somos mujeres, capaces de reencontrarnos a nosotras mismas, de descubrir que estamos vivas y fundamentalmente que podemos hacer todo aquello que nos propongamos… tenemos que creer en nosotras mas allá de toda circunstancia que nos toque transitar a lo largo de la vida.

Tanto puede sucedernos, tantas situaciones llegan a tocar nuestra fibra mas íntima, que nos vemos paradas en la punta del iceberg sin poder aferrarnos a nada, solo deseamos sentir, estar aquí y ahora, re descubrirnos y ser únicas e irrepetibles.

Desde estas líneas transmitirles que no se sientan vencidas que pueden transformar el dolor en alegrías, lágrimas de tristeza en las de felicidad, que pueden y tienen que reinventarse mil veces, que son mujeres jóvenes y cada una linda por dentro y por fuera. ¡Mujeres! La vida es una sola, no se dejen vencer, luchen por lo que quieren, por sus sueños, por sus ideales. Ni teniendo 70 años de edad dejen de cumplir con sus sueños.

Les aconsejo si me permiten, primero quererse ustedes mismas y a partir de ahí iniciar un nuevo camino el de crear, sentir, luchar y disfrutar.

Las quiero!!

Flor Zumaeta. Escuchala a Flor de lunes a viernes de 15 a 17 horas en FM profesional 89.9 con Momentos de Bienestar.