Hay una llave que abre, todas las posibilidades a todo ser humano. Recodemos aquella vez que nos enamoramos, aquella vez que nos sentimos importante para alguien, ¿por qué fue? ¿por qué me regaló algo? ¿por qué hizo algo por mi? ¿por qué tuvo un gesto? ¿o simplemente me escuchó?
De eso se trata, para que me regalen algo, hagan algo por mi, etc, el punto esta en que fui escuchada/o por alguien, alguien escucho algo, no se qué, pero escuchó. En coaching decimos que escuchar es percibir más interpretar, oír es biológico y escuchar enamora y es un arte, esa maravillosa y unica sensación de sentirte escuchada/o, en esos momentos de confusión, donde las emociones afloran, o donde simplemente necesitas constituirte como ser humano.
Sentirse escuchada/o es una bendición divina, es el regalo más grande que puedo hacer o que me pueden hacer. Cuando me escuchan o viceversa, en el fondo te dicen… tranquila/o.. no hay nada que sostener… no hay nada que defender, podés bajar la guardia que yo estoy aquí, ESCUCHÁNDOTE. Eso no significa que quien me escuche, este de acuerdo conmigo, simplemente significa que tiene la grandeza de salirse de él o de ella por unos minutos y ESCUCHARME… escuchar mi vibración, mis más profundos miedos, sin que se lo diga quizás porque eso se percibe, claro esta también que es todo un aprendizaje y que no solo se necesitan destrezas lingüisticas y corporales, sino una gran intuición y un corazón enooorme para poder frenar, hacer pausa, salir de mis ideas por un segundo, dejar mis más grandes certezas de lado, salir de que «yo sé como son las cosas», escuchar el latido de tu corazón para conectarlo con el mío. No importa que pase luego. Si tuve o no tuve razón, si estas o no estas de acuerdo, lo que si pasa, es que la puerta se abrió y podemos danzar juntos ante cualquier diferencia.
Escuchar, dice mi formador MCP Ruben Orzuza, es apagar mi radio «YO» y salir de mi ombligo, solo de esa manera aquí y ahora podré serte útil y para poder hacer eso tambien es fundamental poder escucharME primero, ¿dónde están mis conversaciones internas? ¿pensando en lo que yo haría? ¿o en escucharte para ver juntas/os lo que es bueno para vos, cuántas veces no te interrumpo queriendo darte «mi opinión de las cosas»? ¿cuántas veces termino hablando de algo similar que me pasó alguna vez y perdimos el foco de la charla? ¿en qué momento terminamos hablando de mi cuando era TU momento?.
La propuesta es poder practicar el silencio y SIMPLEMENTE ESCUCHAR, sin juicios previos, con mi conversación interna en el aquí y ahora, sin interrumpirte, esperando y dándote el espacio para que sueltes todo, y después hacer pausa y preguntarte: ¿qué necesitas? ¿podemos hacer algo juntas con esto? ¿o simplemente ocuparme de que no te sientas sola/o?.
Silvana Martín Oliver. Coach Ontológico Profesional.
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