Un día, una hora fueron suficientes para darme cuenta lo poco que te queria. Cual fue el momento o la situación que marcaron este desamor aún no lo sé. Solo sé que mi corazón por dentro no siente ese cosquilleo, ese estremecimiento, ese palpitar acelerado al verte, al sentirte, al tocarme.
Una vez creí en tu amor eterno y sincero, una vez me creí a mi misma que los amores eternos y sinceros existían. Cuan equivocada estuve al creerte y al creerme.
Porque la realidad hoy me dice que los amores de los cuentos de hadas solo existen en los cuentos o en las películas, en la vida real uno vive el día, se alimenta, trabaja muchísimas horas, se ocupa de la casa, de los hijos, de los padres, de todos, de la vida misma y el romanticismo queda perdido en el ultimo rincón del placard.
Hay amores y amores y personas y personas. Cada uno vive el amor como le nace, como puede o cree que le que dictan los mandatos. En este tiempo presente pocas son las historias de amor de películas que se conocen, más escuchamos hablar de como sobre vive una pareja, como enfrentan una separación o el horror que fue la relación… si es así de duro, triste tal vez, pero hoy en este tiempo presente poco y nada se apuesta al amor desde el amor mismo. El amor, el de acompañar, el de los gestos, el de las miradas profundas, el caminar juntos a la par.
Tanto a cambiado el amor, el amarse, el compartir de a dos, el respeto mutuo; tanto a cambiado como mi amor hacia ti. Claro, estás sorprendido, no te diste cuenta que el desamor se fue acrecentando día a día porque simplemente estas absorto en tus tiempos, tu trabajo, tu rutina diaria. Tan sumergido que no pudiste darte cuenta hasta ese día y esa hora que te dije que mi amor ya no es el mismo. Porque yo creo en el amor mas allá del amor, en donde se es cómplice en cada paso dado. En ese amor compartido por dos. En los esfuerzos y luchas de a dos. Pero tambien sueño con el amor de las películas, donde tal vez soy una reina con su rey locamente enamorados.
Porque creer en un amor también forma parte de nuestra vida y aportar un granito de arena para un amor en donde la sal y la pimienta se complementen, vale la pena. Apostar es lo que hice por vos, pero fue tanta mi apuesta que perdí hasta las ganas de amar profundamente, no fui consciente de que tu amor era diferente al mío desde el mismo día que cruzamos nuestras miradas por primera vez aquella noche de primavera bajo un cielo con mil estrellas de testigo.
Ese día y esa hora fueron el inicio de un amor, solo un amor que hoy naufraga sin rumbo bajo un cielo ennegrecido de nubes que chocan entre si para descargar fuertes truenos que en mi soledad, me estremecen.
Esta es la historia de Silvana, una amiga de Laura, quien después de 20 años vive enamorada de su marido como en un cuento de hadas.
Flor Zumaeta.
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